jue, 07 ene 2021 07:25:00
Tras los meses del confinamiento total, la ciudadanía fue retomando progresivamente la actividad más allá de las tareas obligatorias. Las bibliotecas, la piscina, el teatro, la sala de exposiciones, las aulas del Ramón Areces, de la Universidad Popular o del Centro de Actividades Educativas y otras instalaciones municipales han sido testigos de esta recuperación de cierto tono vital para el que se han aliado el rigor organizativo y la responsabilidad individual.

Valdemoro ha hecho suyo lo que se ha dado en llamar la nueva normalidad. Paso a paso y con estrictas medidas anti COVID-19 que el Consistorio ha implantado bajo el lema ‘Tu salud importa', se han ido poniendo en marcha dependencias municipales, programas y servicios culturales, lúdicos, formativos o deportivos que los vecinos y vecinas han acogido con afán participativo y prudencia a partes iguales.

Así lo ponen de manifiesto las cifras: 4.000 personas han acudido a la sala de exposiciones Juan Prado para visitar alguna de las cuatro muestras que se han exhibido entre septiembre y diciembre, mientras que el número de espectadores que han optado por disfrutar de las artes escénicas en el Teatro Municipal se acerca a los dos millares. Han sido 13 montajes para todas las edades y ya el primero de ellos -como otros posteriores- colgó el cartel de ‘No hay entradas'. Los aficionados valdemoreños le perdieron el miedo al patio de butacas de la mano de José Sacristán y desde aquel 18 de septiembre han permanecido fieles a la cita con una media de espectadores próxima a los dos centenares, cuando el aforo máximo en estas circunstancias se sitúa entre las 256 y las 275 personas.

El Club de Amigos del Cine ha pasado por un proceso similar. Las 14 películas proyectadas en este tiempo han logrado atraer a 350 espectadores que han vuelto a vivir en pantalla grande las propuestas fílmicas y, como era preceptivo, en salas con un aforo máximo de 25 personas.

La Biblioteca Municipal Ana María Matute fue la primera de estas instalaciones que abrió sus puertas tras decretarse el primer estado de alarma. Fue el 17 de junio, con cita previa y únicamente para préstamo y devolución de fondos. Casi una experiencia piloto cuyos resultados dieron pie a la posterior puesta en funcionamiento de la Juan Prado y la del barrio de La Estación -en septiembre y noviembre, respectivamente- con el fin de acercar el servicio a los distintos vecindarios. A 30 de noviembre, se habían dado 15.021 citas para estos servicios y se habían efectuado 7.599 préstamos. De ellos, 482 se realizaron en La Estación durante su primer mes de apertura.

Aunque la recogida y entrega presencial de fondos están un tercio por debajo de las de los años anteriores a la pandemia, se percibe un incremento pausado de esta opción al tiempo que eBiblio, el servicio de préstamo de libros electrónicos por internet ha crecido un 60%.

TODO EMPEZÓ EN VERANO
Este proceso cauteloso, paulatino y constante de recuperación del tono vital de la ciudad y del disfrute del ocio por parte de la ciudadanía comenzó en verano, con la apertura de la piscina al aire libre, que recibió 23.840 visitas de uso recreativo, 1.264 de nado libre y casi 2.600 peques acudieron al recinto en el marco de algún campamento urbano. Esta inercia positiva alcanzó a la piscina cubierta de Valdesanchuela cuya reapertura se ha saldado con 2.099 usuarios entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre, que han completado el aforo máximo permitido en el 80% de los horarios.
Además de en el agua, durante el periodo estival las familias salieron a resfrescarse la mente con una iniciativa que sacaba la música y las representaciones a la calle. Una docena de espectáculos gratuitos en espacios al aire libre que hicieron las delicias de alrededor de 1.200 espectadores mientras que el cine de verano vendió más de 8.200 entradas.

UN OTOÑO EN MOVIMIENTO
Más allá del ámbito académico y la enseñanza reglada, los programas municipales que se desarrollan de octubre a junio recuperaron el pulso algo más tarde de lo habitual para hacerlo con seguridad sanitaria y garantías de continuidad. Gracias a ello, buena parte del alumnado de la Universidad Popular (UPV) y las escuelas deportivas municipales se ha mantenido fiel a estos históricos proyectos. De hecho, la UPV ha cubierto casi el 80% de las 554 plazas que ha ofertado este curso de aforos reducidos, mientras que son más de 400 las personas que han elegido para ponerse en forma algunas de las propuestas deportivas que se han lanzado este año.

La pandemia tampoco ha hecho mella en el característico dinamismo que refleja el Centro de Actividades Educativas cuyos programas han logrado mantener altos porcentajes de alumnado respecto al año anterior. Así, la Escuela de Música tiene alrededor de 900 matrículas, ligeramente por debajo de las 1.040 del curso previo. Igualmente su oferta de talleres ha conquistado a más de 300 personas que han apostado por desconectar a través del claqué, la gimnasia hipopresiva, el teatro musical o la batuca, entre otras alternativas.

En este mismo espacio, 600 personas -el 86% del curso 2019-2020- mejoran su conocimiento de otras lenguas en la Escuela Oficial de Idiomas y 450 se forman con el Centro de Educación de Adultos, casi un 70% de quienes lo hicieron en el anterior año académico. 

El afán participativo de valdemoreños y valdemoreñas se ha demostrado también con el éxito de las nuevas convocatorias, como el seminario Arte e Historia en Valdemoro, que tuvo que desdoblar 22 de sus 23 conferencias programadas, al reservarse todas las plazas tras la primera charla. O de otras atípicas propuestas con las que se pretende normalizar un contexto igualmente atípico, como es el caso de los Retos deportivos sin concurrencia pública que mantienen vivo el espíritu de competición aunque sea midiendo sus marcas en aplicaciones para móviles. Así, un total de 362 atletas tomaron parte en el cross del cerro del Portillo y la San Silvestre.

Sin embargo, en otros ámbitos no se han mostrado tan proclives a las novedades ni a las iniciativas online. Con o sin estado de alarma, quienes están haciendo lo posible por volver a encontrar su hueco en el mercado laboral prefieren acudir presencialmente a los talleres de orientación que organiza la Agencia de Colocación del Ayuntamiento. Cuatro de los siete cursos programados durante el último trimestre de 2020 eran virtuales y dos tuvieron que cancelarse por no alcanzar el mínimo de inscripciones; los interesados en realizar esta formación se incluyeron en otras que requerían asistencia a las aulas, alguna de las cuales tuvo incluso lista de espera.

UNA CUESTIÓN DE ACTITUD
Los comercios y la hostelería locales, que mantuvieron su empuje y voluntad de servicio incluso en los días más duros del confinamiento, han sido proactivos frente a las dificultades y por ello se han unido con ilusión a todas las oportunidades de dar visibilidad a sus negocios, desde el Black Friday -al que se sumaron el pasado año un 7% más de establecimientos que en 2019- hasta el concurso de escaparatismo navideño, en el que se inscribieron un 67% más de locales que en la edición anterior.
Las personas más veteranas de Valdemoro, las que primero sufrieron el embate del virus y precisamente por ello las últimas a las que se ha invitado a retomar una cierta normalidad dentro de la anomalía del contexto sanitario han vuelto a demostrar su energía y actitud positiva. El pasado 3 de diciembre se les convocó por primera vez -tras el cierre del Centro Municipal de Mayores el 5 de marzo- a una caminata del programa Senderos de Valdemoro. Su reacción no se hizo esperar; cada cita ha contado con un seguimiento similar al de la etapa prepandémica. Y es que si estas rutas siempre han sido una alternativa de actividad física para los mayores, en la situación actual constituyen una oportunidad de perder el miedo a salir a la calle tras el confinamiento y fomentar las relaciones sociales e intergeneracionales en un marco seguro. Son, incluso, un entrenamiento para quienes se atreven con itinerarios más largos y participan en el programa de ejercicio y cultura local Caminos históricos, que también se ha desarrollado en los tres últimos meses de 2020, con el apoyo de Protección Civil para proveer a los senderistas de material higiénico-sanitario y garantizar el cumplimiento de las medidas preventivas.

En definitiva, la participación ciudadana ha sido clave en todo este proceso, primero confinándose y después haciendo una demostración de ilusión y responsabilidad, al tomar parte en cada iniciativa y propuesta, volviendo a hacer suyas las instalaciones municipales y los espacios públicos y siendo protagonistas de la reactivación de su ciudad.