CONTRATO DE COMPRA-VENTA DEL RELOJ DE LA PLAZA

En octubre de 1912 el Ayuntamiento decidió adquirir un nuevo reloj para instalarlo en la torre situada sobre el pósito de la plaza de la Constitución. Ya durante el siglo XIX el mecanismo se había ido deteriorando hasta quedar completamente arruinado en 1871, cuando el concejo se vio obligado a convocar una suscripción popular para poder recomponerlo. Pero la reparación debió durar poco y en 1909, Plácido Requena Mora presentó una proposición para arreglarlo que fue desestimada por falta de presupuesto. Tan sólo tres años después las arcas municipales pudieron sufragar la compra de una maquinaria a un prestigioso relojero, el conquense Lorenzo Redondo y Bonilla. El desembolso total ascendió a 1.785,60 pesetas al que hubo que añadir 350 pesetas más de cada una de las esferas de cristal. El reloj de Bonilla ha marcado las horas de los vecinos de Valdemoro hasta 1997 en que fue sustituido por uno digital con carillón. 

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