Transcripción
IMAGEN DEL DOCUMENTO EN FICHEROS DISPONIBLES
Memoria del curso de 1908 – Escuela pública de niños de Valdemoro (Madrid)
El Maestro, Miguel Pérez
Memoria
Leída por el Maestro que suscribe, y correspondiente al 2º Semestre de 1908 del curso escolar explicado en Valdemoro (Madrid)
Exámenes de diciembre
Atento constantemente a cuanto puede significar progreso pedagógico, muy ajeno a todo cuanto la rutina consagra, mirando de hito en hito el fin a que debe tender toda la labor de la primera enseñanza, de la educación primera, no me he detenido ante los infinitos obstáculos que se me han presentado en mi ruda tarea. Y que no me pesa, que no debe pesarme, lo dicen bien claros los adelantos, más lisonjeros que cabía esperar en el poco tiempo que he tenido para llevar a cabo esta renovación. He formado una generación escolar en esta Villa, y puedo gloriarme de que una muy larga mitad de los analfabetos ha pasado por mis aulas, ya en la edad adulta, ya durante su niñez. Y si los mayores me han hecho en parte esclavos de la prestablecida (sic.) y vetusta pedagogía, aun me será lícito gloriarme de haberles iniciado en unos procedimientos más expeditos para conseguir
Miguel Pérez
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la autoilustración, a ellos más ventajosa que la preceptiva.
Nadie antes que yo se había ocupado en que fuese expuesto después de la Lectura el punto leído por el alumno; y antes leían muy de corrido varias páginas en pocos minutos, pero ni una sola de aquellas ideas escritas había pasado a la inteligencia del niño; hoy, en cambio, será más tardo en leer, pero pocos serán los conceptos no comprendidos por el leyente.
Los ejercicios de escritura al dictado se consideraban como un ejercicio extraordinario y era manjar carísimo en la vieja escuela: se le daba una importancia tal, que por lo mismo no se practicaba. Ahora lo usamos tan a diario que los pequeñuelos mismos se extrañan el día en que, por causas especiales, se suprime el dictado.
Yo he sido sorprendido en las clases nocturnas por alumnos que sabían leer cantidades numéricas de muchas, diez, quince y más cifras, y en cambio no conocían el valor relativo de las especies más inferiores siquiera. Y he visto multiplicar y dividir rápidamente a algunos pocos, los cuales sin embargo, no conocían la aplicación práctica de esas operaciones tan útiles a todos en la vida.
Miguel Pérez
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El apartado de secciones en la Escuela fue durante largos años una gradación exclusivista, que hacía perder no poco del fruto debido al trabajo del Maestro: en estos tiempos la selección es más espontánea, los mismos niños se adjudican mutuamente los puestos, dándose el caso, raro al parecer pero naturalísimo, de pertenecer un mismo niño a diversas secciones, según sus diversas aptitudes para las varias asignaturas de que ha de tratar.
Fue el encerado en otros tiempos un medio de enseñar la Aritmética, y sólo Aritmética: en mis clases se enseña todo, absolutamente todo en el encerado: allí se dibuja el objeto de que se trata; allí se escribe el programa de la lección del día; allí se forma el cuadro que resume la explicación; allí se expone el punto de análisis, se anota la idea más saliente, se compone y descompone la figura que se ha de estudiar. Es en fin, el encerado el medio general, no un medio peculiar de enseñanza del cálculo.
A las lecciones llamadas de memoria hay que darles la importancia debida; pero a mi entender es una crueldad inexcusable someter a una criatura al mecánico aprendizaje de tantas y cuantas líneas y mayor crueldad aún imponiendo castigos, merecidos más bien por el que obliga a cosa tan fuera de razón.
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¡Cuán pocas veces se habrán quejado mis niños de que el Maestro los ha castigado por no saberse la lección, si bien algunos hay que porque las aprenden con cuidado han recibido premios. Y es que una memoria, como un estómago, no están en mejores condiciones de funcionamiento cuando más llenos estén, sino cuando puedan digerir mejor.
Gratísimo sería para mí que la opinión de todos me fuera favorable; que los padres, los alumnos, las autoridades, los vecinos todos unánimemente aplaudieran mi gestión en la Escuela; por conseguirlo haría cuantos esfuerzos alcanzara a soñar ¡es tan grata la alabanza! Pero aún sin ella, aún con la desfavorable opinión de pocos o de muchos, no entrará en mí el desaliento, y dispuesto estoy a luchar entre las arideces de la nobilísima misión que Dios me ha confiado, para volver a El los que de El vienen, como el Estado para que obtenga y forme ciudadanos dignos, y los padres que nos piden hagamos semejantes a nosotros en el espíritu los que son hechura e imagen suya en el cuerpo. En esta lucha que el deber me impone, no por perder más que consideraré vencido, sino creeré más gloriosa la victoria, cuanto más sacrificio me cueste, atento sólo a satisfacer las exigencias de mi conciencia ante Dios y los hombres.
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Procede dar término a esta Memoria con un resumen de los trabajos verificados en esta Escuela, con arreglo al programa oficial y a las condiciones de la localidad. Se ha dado el primer lugar a la Doctrina, Religión, Aritmética, Lectura y Escritura en diarios ejercicios prácticos casi siempre. La Geografía, sobre todo la descriptiva, la Historia, principalmente la cronológica, y la Geometría, auxiliada del Dibujo, han ocupado el segundo lugar. Dedicando también variadas lecciones a la Agricultura teórica, al Derecho y a la Música; tratando en todo de obtener inteligencias capaces de conocer la verdad y corazones inclinados al bien, al amor de Dios y del prójimo y al heroísmo por la Religión y la Patria.
Obice de mayor cuantía son: la innata desidia de algunos padres, la heterogeneidad de alumnos en edad, en inteligencia y en condiciones sociales, y más que todo la discontinuidad de la asistencia, que malogra casi el total de los desvelos que el profesor dedica a tan ingrata como querida tarea.
Valdemoro a 18 de Diciembre de 1908
Miguel Pérez