Valdemoro: los veranos de la villa
Esta selección de imágenes pertenecientes al fondo fotográfico del Archivo Municipal es una pequeña muestra de cómo eran los veranos de antaño, tanto desde el punto de vista laboral como desde el lúdico, durante un marco cronológico aproximado de ocho décadas. Así, los segadores, trilladores y carreteros comparten espacio con excursionistas, bañistas y paseantes para hacernos viajar a un tiempo un tanto lejano pero cuyas sensaciones (sobre todo ante la promesa del buen tiempo después del sombrío y largo invierno) permanecen en la actualidad.
La llegada del estío transformaba sustancialmente los quehaceres de la población. Los habitantes de Valdemoro, un municipio tradicionalmente agrario, veían llegar trabajadores de otros lugares para participar en las tareas de la siega; las galeras cargadas de mieses recorrían pesadamente los caminos hacia las eras y todo el pueblo se impregnaba del olor a paja que anunciaba la inminencia del verano. Pero no solo variaba el ambiente habitual por el cambio de actividades profesionales, sino también por la presencia de los veraneantes que año tras año volvían para disfrutar de unas semanas de asueto entre los frondosos y frescos jardines que embellecían muchas viviendas del casco urbano.
La colonia veraniega gustaba de organizar tertulias, caminar por los paseos flanqueados de árboles, celebrar verbenas o disfrutar de un refresco en las terrazas de la calle principal; costumbres que se fueron incorporando a la cotidianeidad de los residentes habituales.
